17 de febrero de 2013

Benjamin Amadeo - Revista 7 Dias



Entrevista a Benjamin Amadeo para la Reveista 7 DIAS.




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ENTREVISTAS /  El ex “Casi ángeles” Benjamín Amadeo hace teatro y graba la primera telecomedia musical de Telefé. Habla sobre cómo lidia con la fama, su tendencia a postergar proyectos y explica por qué se siente “un incomprendido”.
Por: Mariana Merlo - Fotos Gustavo Pascaner

Para haber formado parte del elenco de uno de los programas juveniles que más fanatismo generó en la última década, tiene los pies muy sobre la tierra. Los 170 mil seguidores de Twitter o, mejor dicho, las 170 mil seguidoras –seamos sinceros– que quieren saber cada uno de sus movimientos y los de su novia, Lali Espósito, no lo colocaron en ningún pedestal más alto que el que su carrera profesional le tiene reservado. Será por esa filosofía de que “lo que pasa en Internet, no pasa” o simplemente porque tiene muy en claro lo que quiere, ahora, después de haber “fracasado con mucho éxito” en sus intentos por ser universitario en las carreras de Comunicación Social, Publicidad y Cine. Él quiere ser actor, con todo lo bueno y lo malo que eso puede implicar.

“Twitter no es la calle. Los comentarios buenos, los malos, los neutros, no cuesta nada hacerlos. Desde el teléfono en el subte es muy fácil decir lo que sea. En la calle es otra cosa. Aprendí algo de trabajar mucho con Miguel Ángel (Rodríguez). El me dijo que cuando estás en la calle sos de la gente. Al principio dije: ‘no’, pero después lo entendés. Uno trabaja para el afuera, para el otro; cuando vas al afuera está la repercusión de la decisión que vos tomaste. Uno peca de querer abarcar un millón de cosas: ‘que me vea todo el mundo, que me quiera todo el mundo, pero que cuando yo camine por la calle no me mire nadie’. Si pensás así estás en el horno, dedicate a otra cosa, sé marino mercante y te juro que no te jode nadie”.

–El problemón que tenés es que tu novia también es famosa, no pasan desapercibidos bajo ningún punto de vista… 

–Sí, con ella todo es el doble (risas). Pero hay lugares que tachamos de nuestro circuito de salidas, horarios que evitamos, situaciones que eludimos y listo.

–¿No es un sacrificio muy grande? 

–No. Yo, particularmente, soy muy puertas para adentro, demasiado si querés. Lo fui de chico y lo soy ahora. Y sí, que mi pareja sea la celebridad que es, aumenta todo eso el doble, pero bueno, para mí no es un martirio. Por ahí hay situaciones muy particulares en las que no tenés otra opción que estar ahí como en un aeropuerto o una estación de servicio y, sin embargo, ahí tampoco es un padecimiento. El tipo que va al Torreón del Monje a tomar un licuado a las 4 de la tarde en enero está haciendo todo para que esa situación le caiga como el culo.

De miércoles a domingo es Lorenzo, el hijo de Albino (Miguel Ángel Rodríguez) que llega a la casa que su padre comparte con su pareja, Renato (Puma Goity), para anunciarles que va a casarse. Es el hijo de la delirante pareja gay de “La Jaula de las Locas”, la última versión teatral que Javier Faroni montó en el teatro Apolo. “Me fascina la comedia y, sobre todo, ese vértigo que tiene, y que a mí me gusta, que es el de la aprobación. Si vos hacés teatro de texto dramático por ahí la aprobación llega en el hall o en devoluciones posteriores. Acá es inmediato, es muy tajante, si el chiste que vos hacés no funciona, te aniquila y no hay consuelo para eso”.

Del vértigo de la tele tal vez esté pendiente cuando se estrene “Quitapenas”, el unitario musical que Telefé viene pateando desde 2012. Hay indicios de que se estrene en marzo y que en la grilla de programación quede acomodado en horario central para competir con “Solamente vos”, la ficción de Pol-ka en la que trabaja su novia. “Ése es otro desafío que me gusta transitar, el de hacer algo bien diferente. Porque, si bien es una telecomedia como hubo 700 millones, tiene el ingrediente de que por capítulo hay seis o siete episodios musicales, eso no se hizo nunca acá”.

–¿ No te da miedo el fracaso? 
–No. ¡Y no es postura, eh! No me da miedo. Con este programa pasó que se grabaron 10 capítulos, vino Tomás Yankelevich y dijo: “vamos de cero”, porque quería cambiar un montón de cosas. Pero lo que salió victorioso y a flote fue la parte musical. Se volvieron a grabar otras escenas, pero ésas no. O sea que la parte que se suponía que era más experimental o jugada, era la mejor. El fracaso no me da nada de miedo. Acá el riesgo es enorme, la fórmula es desconocida para la televisión argentina, entonces pienso: fracasar siendo pionero, no lo tomo como un fracaso.

–¿Es difícil sacarse el mote de “el ex Casi ángeles”? 

–Sí, pero el lado B de ese pensamiento es que las ofertas, las consideraciones para ciertos proyectos, la ubicación en la plana popular de algo, se la tengo que atribuir “Casí ángeles”. El lado B está bueno mirarlo. Lo más fácil es decir: “no, esta mochila no me la saco nunca más en mi vida”. Fijate que las carreras de los actores que quieren actuar son de 40, 50 años de trayectoria. El trabajo que está bueno para mí es el que te lleva a escalar. El desafío es ése también.

–Hay una carrera musical latente en vos, ¿en qué estado está actualmente? 

–Mi carrera musical es mi gran anhelo y está en estado de horno, así como lo está hace dos años cuando empecé a darle alguna forma (risas). Tengo la sensación de que es inminente pero no sé cuándo. Es algo que hago yo y depende solamente de mí, y eso está muy bueno por un lado y es un bajón por el otro porque no puedo culpar a nadie. Tengo una tendencia de procrastinador, dejo para dentro de seis años lo que puedo hacer mañana y eso es tremendo, no le puedo poner fecha límite a nada, sería un bolazo si te dijera que en abril lo tengo hecho.

–Y si te sumamos cierta fama de vago que alguna vez se te hizo… 

–Bueno, en realidad no sé si soy vago, yo digo que mi obsesión es la practicidad. Que te lo digo así y suena súper cool, pero me escuchan mi mamá o mi novia y me dicen: ‘sos un vago de mierda’. Yo a veces tengo ganas de que me entiendan.

–¿Me estás diciendo que sos un incomprendido? 

–Sí, soy un incomprendido en estas cosas. Y está bien, es verdad que soy un poco vago (risas). Soy parsimonioso, hablo lento, camino tranquilo. Y convivo bárbaro con mi desorden. Tengo amigos que viven solos y que cuando entrás a su casa te dicen: “te pido mil disculpas por el desorden”. Yo te digo: “bienvenido a mi casa” (risas).

Fuente: http://diagonales.infonews.com/nota-194096-Soy-un-poco-vago.html

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